Por algún motivo, todos tenemos una vela que recordamos.
La que prendía tu abuela para rezar.
La que acompañó una noche de amor.
La que marcó el inicio de un nuevo ciclo, un nuevo deseo, una nueva vos.
Y es que hay algo profundamente humano en el acto de encender una vela.
Una quietud. Una intención.
Un fuego que, más allá de iluminar el ambiente, enciende el alma.
El fuego como portal: volver al centro, volver a vos
Flô no es solo una marca de velas.
Es una invitación a ritualizar lo cotidiano.
A crear espacios sagrados dentro del caos.
A prender una llama, no para ver mejor afuera, sino para mirar mejor adentro.
"Enciende tu fuego con propósito" no es un eslogan:
es una declaración de principios.
Un llamado a hacer de cada momento —por más breve o simple que sea— un acto de conexión.
Florencia, la creadora detrás del proyecto, no fabrica objetos: crea portales.
Desde su taller en Buenos Aires, entre aromas que se cuelan por debajo de las puertas y piezas de cerámica que respiran historia, cada vela nace con alma.
Y eso se nota.
Se nota en la elección de los materiales, en las combinaciones olfativas que no siguen tendencias sino intuiciones, y en cada nombre que susurra una historia distinta:
Hechizo, Gota, Géminis, Como un té de tilo, Como un cascabel...
Cada vela tiene su tono, su energía, su modo de acompañar.
Velas que despiertan. Caminos que se abren. Almas que se alumbran.
Hay quienes encienden una vela para decorar.
Y hay quienes lo hacen para transformar.
Flô es para esos últimos.
Para quienes saben que el fuego limpia.
Que el aroma sostiene.
Que una vela encendida puede ser el comienzo de algo nuevo.
De una intención, un ritual, un rezo, un deseo, una pausa merecida.
“Velas que encienden caminos, despabilan mentes e iluminan almas.”
Así se definen.
Y no es solo poesía.
Es lo que muchos relatan haber sentido al usar sus velas.
Historias de personas que encontraron calma después de días caóticos.
Que descubrieron en el perfume de sándalo y cardamomo un refugio.
Que se sentaron a escribir un deseo con la llama titilando cerca,
y encontraron ahí una guía.
Un fuego que no contamina: belleza con conciencia
Todas las velas están hechas con ingredientes naturales y de la mejor calidad.
Se elaboran en pequeñas partidas, con cuidado, con atención, con amor real.
Muchos de sus frascos y contenedores son pensados para ser reutilizados.
Y su estética, lejos de ser minimalista o fría, es sensorial, emocional y profundamente femenina.
Además, el packaging está diseñado para ser un regalo en sí mismo:
bolsitas de tela, cajas ilustradas, piezas de cerámica en alianza con otras creadoras.
Todo pensado para que regalar una vela Flô sea regalar un instante de magia.
Un ritual propio: donde empieza la transformación
No hace falta esperar una ocasión especial.
La vela puede acompañarte en ese momento en que cerrás la computadora y querés volver a vos.
Puede estar ahí cuando escribís en tu diario, cuando cocinás algo rico, cuando te das un baño, cuando hacés el amor, cuando llorás, cuando agradecés, cuando soñás.
Flô te recuerda que encender una vela no es solo llenar un espacio de luz:
es crear un momento y un espacio para vos.
¿Y si hoy te regalás ese momento?
No hace falta saber de rituales, ni tener un altar, ni leer el tarot.
Solo hace falta presencia.
Un fuego, una intención, un aroma… y vos.
Porque quizás, lo único que estás necesitando hoy
es una vela que te devuelva el eje.
Una llama que te ayude a recordar quién sos.
Y que te susurre bajito, desde el corazón mismo del fuego:
Estás en casa
Queres conocer más sobre esta forma de conectar con vos?
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